Supuestamente, una Junta General de Accionistas debe ser una reunión entre todos los accionistas de una sociedad en la que se aprueban las cuentas y se tratan otros temas que se quieran plantear.
Pues otra vez, en el Betis, vuelve a ocurrir lo mismo. Lopera, incapaz de convencer a nadie, vuelve a invitar a "colegas" afines a su gestión, por así decirlo, que imposibilitaban que los miembros de la oposición pudieran expresarse como es debido en una junta de estas características, es decir, democráticamente.
Lo triste de todo esto es que ya ni es noticia, ya se considera normal que Manuel Ruiz de Lopera coarte la libertad de los que, presumiblemente, comparte sentimiento. Empezó retirando pancartas en su contra en el estadio, más tarde sacó "trapos sucios" y criticó a béticos de renombre contrarios a su gestion, y después esto, que ya sucedió en 2007.
Además, para mas inri, el máximo accionista ni pidió disculpas por su gestión ni por el descenso. Encima afirmó que "ya quisieran el Madrid o el Barcelona tener una gestión" como la suya. Hay que tener poca vergüenza...
Ni siquiera que se manifestaran 50.000 béticos le ha hecho cambiar de opinión. Él es perfecto y el mesías del beticismo. Sin duda, lo mejor que nos podría pasar en este año que mañana comienza antes que el obligatorio ascenso, sería que vendiera sus acciones de una vez y que no se le vuelva a ver el pelo.
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